viernes, 9 de marzo de 2012

Querido orgullo...

Acabo de tumbarme en el sofá, sí, es viernes noche y aquí estoy... Cojo el mando y hago algo de zapping... La programación no ayuda ni siquiera a distraer por un minuto mi mente, sigo pensando, lo mismo que me ronda la cabeza todo el día. Sigo sin saber por qué, sigo sin saber que puedo hacer mal para que las cosas no salgan como yo quiero, como intento que sean, como me gustaría que fueran... Una vuelta, y otra, y otra... Sigo sin encontrar la explicación. Quizás no la haya, quizás no exista. Quizás sea asi como todo debe llevar su curso, a pesar de intentar cambiarlo o de preferir que sea de otro modo, irremediablemente ya supongo que deberá ser así, que no merece la pena encerrarse en buscar opciones porque sólo hay una y es esta. Siempre he pensado que si no encontraba el camino, yo crearía el mío y que si estaba sentada en la dirección contraria, lo que debía hacer era levantarme, darme la vuelta y caminar en el sentido correcto. Pero esta vez no es asi. No puedo crear mi propio camino ni volverme para andar por donde debo. No puedo ignorar lo que podría hacerme feliz y lo que me está haciendo daño. No quiero dejar a un lado lo que se que me merezco y seguir haciendo caso omiso a algo que no he llamado, que no he fomentado que esté ahí. Hablo del desprecio. Nadie que lo da todo, que lo hace de corazón y que no espera nada, o al menos, simplemente una sonrisa de agradecimiento no merece sentir esa sensación. Puedes obviarlo una vez, tal vez dos o incluso tres, pero hacerlo una cuarta sería demasiado...sería perder parte del orgullo que siempre he tenido, que ahora he apartado un poco de mi carácter y que era lo que más me gustaba de mi. Pues si, asi es, mi amor propio era lo que me distinguía, para bien o para mal. Era lo que me hacía fuerte, lo que me evitaba un llanto y lo que me levantaba siempre que alguien me hacía caer. Y mira tú, quizás era eso lo que me tenía distraída, pensando cosas que no se piensan sino que ocurren y ya está. Quizás es, mi gran orgullo el que me está pidiendo paso...

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